Actualitat José Linares repasa su participación en la minitransat 2021

José Linares repasa su participación en la minitransat 2021

22 des. 2021
En una entrevista exclusiva, el regatista cuenta cómo vivió su participación en esta exigente regata oceánica, en la que ha navegado más de 4.000 millas náuticas a bordo de una embarcación de 6,5 metros de eslora en solitario y sin ayuda exterior.
Pasado ya un mes de su llegada a meta, el navegante José Linares hace balance de su experiencia en la Mini Transat.

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Pasado ya un mes de su llegada a meta, el navegante del Club Nàutic Sa Ràpita (CNSR) José Linares hace balance de su experiencia en la Mini Transat, una de las regatas oceánicas más duras del mundo. Linares navegó a bordo del ‘Vamos, Vamos, un Mini de 6’5 metros de eslora, completamente en solitario, sin ningún tipo de comodidad en su interior y sin posibilidad de utilizar cartografía electrónica ni comunicación exterior, más allá de un parte meteorológico diario proporcionado por radio por la organización.

Explica que, a pesar de haber pasado momentos muy difíciles durante las más de 4.000 millas náuticas recorridas en las dos etapas de la prueba, la experiencia ha valido mucho la pena. “No creo que nadie que lo haya hecho sepa decir por qué: estás mojado todo el día, estás incómodo, no duermes, comes mal... y sin embargo, te gusta”.

La primera etapa, entre Les Sables d'Olonne (Francia) y la Isla de la Palma (Canarias), estuvo marcada por las duras condiciones meteorológicas en el Golfo de Vizcaya, con vientos por encima de los 40 nudos. “Tuve un montón de problemas. Se me rompía todo y se me desmontaba el barco, hasta el punto que me quedaba con la caña en la mano con 45 nudos”, narra. Como a la mayor parte de la flota, formada por 90 embarcaciones, tuvo que buscar refugio en la costa gallega, concretamente en el puerto de A Coruña. “Llegué a dudar de si podría continuar. Hubo momentos de lágrimas cuando iba hacia A Coruña”. Sin embargo, tras 38 horas parado haciendo las reparaciones pertinentes, pudo volver a zarpar para descender toda la costa portuguesa rumbo a La Palma. Ese trayecto tampoco fue especialmente apacible, ya que también sufrió roturas. “Tenía al regatista menorquín Felip Moll, que también estaba teniendo problemas a alcance de UHF y cada cierto tiempo me llamaba y me preguntaba: '¿qué, cómo va el parte de daños?'. Pensé en bajar la velocidad para llegar en mejores condiciones, pero la deportividad no te permite ir a medio gas. Entré en la línea de meta volcado”, reconoce.

En cuanto a la segunda etapa, consistente en el cruce del Atlántico rumbo a la isla caribeña de Guadalupe, arrancó de forma “desesperante” con viento muy flojo, pero tuvo muy buenos momentos. “Fue muy bonito el paso de las isla. Además, ya me empecé a encontrar muy a gusto solo en medio del océano y lo disfruté mucho”, asegura. “Me crucé con varios de los favoritos de la regata, pero no seguí su rumbo. Quizá fue un error, pero prefiero perder con criterio propio que ganar por ir detrás del primero”

Hacia el final de la etapa, se tuvo que enfrentar a los chubascos típicos del tercer tercio del Atlántico. “Velocidad hiperespacio: te coge el chubasco y te lanza, parece turbopropulsión, e intentas aguantar todo lo que puedes para ir recortando millas”, explica. “La penúltima noche forcé muchísimo, y me reventé. Al día siguiente ya no podía más. La última noche de regata fue la primera que tuve alucinaciones”, explica. El protagonista de esas alucinaciones fue Alberto Riva, el regatista que quedó segundo en la regata. “Lo veía ahí, en mi barco, y discutí con él un buen rato”, rememora.

El regatista mallorquín completó la Mini Transat el 15 de noviembre, justo el día de su cumpleaños, y fue recibido con una tarta de cumpleaños por parte de la organización. “Medio en broma, le había dicho a mi mujer, Ana, que el 15 de noviembre a la 1 de la tarde me pidiera una cerveza, que estaría ahí para tomármela y celebrarlo. Al final llegué el día de mi cumpleaños, pero no a la una: la cerveza estaba caliente”, bromea.